Las legumbres han sido cultivadas desde hace siglos por una gran variedad de culturas y, según la especie, hay diversos orígenes. Sí parece seguro que, junto a los cereales, constituyen uno de los alimentos básicos de la población desde el Neolítico, desde que el hombre comienza a cultivar la tierra y practicar la agricultura de forma complementaria a su actividad primitiva de la caza.

 

La palabra en latín para legumbre es legumen, que deriva de lego, recolectar, elegir o seleccionar. Son símbolos del nacimiento y crecimiento de algunas sociedades.

 

El escritor italiano Humberto Eco asegura que las legumbres salvaron a Europa, durante la Edad Media, de su extinción, ya que las epidemias, guerras y hambrunas sólo pudieron combatirse gracias a las judías. “Sin alubias –dice Eco- la población europea no se hubiese duplicado en pocos siglos y actualmente no seríamos cientos de millones”.

 

Las legumbres son una fuente básica de proteínas con un aporte calórico moderado, por lo que son ideales para cualquier dieta. Además, contienen también una alta cantidad de hierro, incluso más que la carne. Estas características saludables les han reconocido su sitio en una alimentación equilibrada. Las legumbres se pueden consumir frías o templadas, muchas veces constituyen un plato único ya que son saciantes. Se completan con hortalizas y aportanvitaminas, minerales y sustancias con acción antioxidante.

 

Numerosos estudios revelan ponen en evidencia todos los beneficios nutricionales y de salud que puede aportar el consumo de legumbres. Sin embargo, pese a todas las ventajas que ofrecen, siguen siendo una alternativa desaprovechada y en muchos casos ignorada, en el campo de la alimentación.

 

El consumo frecuente de legumbres, como garbanzos, lentejas y alubias, previene las enfermedades cardiovasculares, el cáncer de colon, la diabetes, las hemorroides y la diverticulosis.